BIENESTAR FAMILIAR LE PONE LA LUPA A MUERTE DE 5 MENORES YUKPA EN CODAZZI-CESAR


Es mucho lo que se dicho y escrito en torno a los niños YUKPA que se asienta en una zona de Agustín Codazzi, “Se evalúa como hipótesis la posibilidad de que los cinco menores de edad consumieran un fruto que habría generado intoxicación”, señaló la Gobernación del Cesar en un comunicado.

“Enviaremos al Instituto Nacional de Salud los frutos para que ellos los estudien y determinen como posible causa de intoxicación”, precisó el secretario de salud. Por su lado el alcalde de Agustín Codazzi, Hernán Baquero, dijo a periodistas que no se descarta que las víctimas hubiesen consumido accidentalmente veneno para ratas.

La información de la Gobernación del Cesar añadió que los hechos investigados ocurrieron en el asentamiento indígena Shusueye, Resguardó Iroka, en el caserío El Limón, el domingo 24 de marzo, y que los niños fallecidos tenían edades de 15, 13, 11, 7 y 3 años, todos miembros de una misma familia y quienes permanecían solos al momento de la tragedia.

Sin embargo,. Después de analizar y cotejar ciertos elementos, El Bienestar Familiar no descartó la posibilidad de que podrían haber sido víctimas de homicidio. Aunque inicialmente se especuló que fue una intoxicación masiva, voceros de la comunidad Yukpa indicaron que todo fue premeditado y que algunos de los menores tenían politraumatismos. Edward Álvarez, defensor de los derechos del pueblo Yukpa, indicó que la muerte de los menores fue un homicidio.

Inicialmente, las autoridades locales indicaron que los menores de edad habían muerto intoxicados luego de consumir una peligrosa fruta venenosa; sin embargo, los voceros de la etnia indígena desmintieron esa versión y aseveraron que los niños fueron asesinados, puesto algunos tenían politraumatismos y una de las menores presentaba signos de violencia sexual, versión que reafirmó el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar.

“Queremos decir que estos niños indígenas no murieron por algún accidente, algo le hicieron a estos niños y muestra de ello es que Cristina, la niña de 15 años, aparece con una herida en el cráneo y aparece con su vestidos, rasgados. Esto no fue un accidente, esto fue un crimen contra estos niños y no es cierto que los niños hayan consumido corozo, en el pueblo indígena Yukpa los niños son cazadores, recolectores, ellos saben muy bien qué comen y no comen de la naturaleza. Alguien los obligó a comer algo y posteriormente fallecieron”, declaró Edward Álvarez, sociólogo, asesor y defensor de los derechos del pueblo Yukpa.

Por su parte, el Icbf repudió el hecho y estableció que se dispuso de un equipo especial que acompañará las investigaciones realizarán las autoridades en torno a la extraña muerte de los cinco hermanos.
Por su parte, la directora del Icbf publicó en su cuenta de X: “Repudiamos el asesinato en extrañas circunstancias de cinco niños Yupka entre 3 y 15 años en el resguardo de Iroka. Acompañamos la tristeza de la comunidad y esperamos esclarecimiento de los hechos”.

A través de un extenso comunicado, las autoridades indígenas del pueblo Yukpta integrado por los resguardos Iroka, Menkwe, Mishaya, La Pista, Sokorhpa, La Laguna, El Coso, Cinco Caminos, El Rosario, Bellavista, Yukatan, y Caño Padilla dieron a conocer que mientras realizaban los ritos fúnebres tradicionales se percataron de que una de las tres menores fallecidas presentaba signos de violencia sexual, por lo que decidieron frenar los actos fúnebres y dar paso a la Fiscalía para que investigara el crimen.

A través de un comunicado, las autoridades indígenas Yukpa dieron a conocer que el hecho fue un homicidio y que entregaron los cuerpos de los menores a la Fiscalía para la necropsia.
“En la noche del 24 de marzo de 2024, mientras se realizaban los ritos tradicionales de muerte, se encontró que el cuerpo de la menor de 15 años de sexo femenino, presentaba signos de violencia física y al parecer sexual, por tener una herida en la cabeza y su vestido tradicional rasgado entre las piernas.

El 25 marzo el Resguardo Indígena Iroka, en cabeza de su gobernador del Cabildo Alfredo Peña Franco, y en armonía de la decisión de los señores Misael García Torres e Isabel Estrada Pérez, renunciaron a su sus raíces ancestrales de no permitir la realización de necropsia y permitir que el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses realizara las respectivas necropsias”.

Las autoridades indígenas indicaron que de la familia solo se salvó el hijo menor, ya que estaba con su madre, Isabel Estrada, en un albergue de paso en Valledupar debido a varias afectaciones de salud.