LEY 142 UNA ESPERANZA QUE PERMITIRÁ BAJAR  LAS TARIFAS DE ENERGIA EN LA COSTA. DICEN CAMARAS Y GREMIOS.

Resoluciones CREG recientes sobre tarifas no las reducirán en el Caribe porque mantienen reconocimiento de las pérdidas por fraude, y aplazan las alzas que los usuarios pagaremos con intereses.
Resolución sobre térmicas del Caribe incrementarán costos de prestación del servicio porque las fuerza a operar ineficientemente.

Incrementos en el costo del servicio empobrecen aún más a la población del Caribe y afectan la economía regional.

Ante la crisis social y económica que sufre la región Caribe por el incremento desmedido de las tarifas de energía eléctrica, las cámaras de comercio y los gremios de la región expresan:

El alto costo de la energía eléctrica en la región Caribe se debe a decisiones regulatorias establecidas en las resoluciones CREG 010 de 2020, CREG 188 de 2020 y CREG 024 de 2021.

El modelo creado por el esquema singular y temporal definido por la CREG para la región Caribe le reconoce a los operadores de red las pérdidas porr fraude, con lo cual se aparta del criterio de eficiencia establecido en la Ley 142 de 1994 para definir la fórmula de fijación de las tarifas, tal como lo advierte el reciente estudio de FUNDESARROLLO y Frontier Economics.

Dicho esquema se basa en el costo de servicio y altas tarifas para garantizar la sostenibilidad de los operadores de red. Ello incluyó aplicar cargos retrospectivos cobrados desde el momento de su solicitud y no, como es natural, al momento de su aprobación, con lo cual se viola el derecho de los consumidores de conocer el valor del servicio al momento de usarlo.

Además, las inversiones se reconocen desde la aprobación del plan respectivo y no desde su materialización, lo que hace que su financiación la
asuman los usuarios anticipadamente con alzas en las tarifas.

Aunque, como dice el citado estudio, los operadores de red deben recuperar las inversiones mediante incrementos tarifarios, era necesario
primero mejorar la calidad del servicio, con financiación del Estado o de los nuevos operadores, y bajar las pérdidas antes de aplicar las alzas en el costo del servicio.

Las resoluciones más recientemente divulgadas por la CREG no redundarán en la reducción de tarifas en el Caribe porque mantienen el reconocimiento de las pérdidas por fraude, el componente que más pesa en el aumento del
costo del servicio en esta región. Se limitan a diferir en el tiempo una fracción de las alzas, que finalmente los usuarios pagaremos con intereses.

Desconocen con ello la responsabilidad del Estado en la crisis que sufre la región Caribe al no haber ejercido una adecuada supervisión del sistema para que se modernizará la infraestructura de distribución, no haber intervenido a tiempo a Electricaribe, y haber prolongado este proceso.

Las alzas desmedidas en las tarifas serán mayores a partir de enero de 2023, cuando los usuarios vuelvan a pagar el costo pleno del servicio más la financiación de la reducción que se aplicó para los últimos meses de 2022.

Ello con el agravante de que, como se proyecta, también subirá el costo de generación por la reducción de los embalses de las hidroeléctricas debido a la temporada de clima seco, y se incrementará el precio del gas utilizado por las termoeléctricas, por coyunturas internacionales.

El régimen especial establecido por la CREG para la región Caribe se puede desmontar haciendo uso del artículo 126 de la Ley 142, el cual establece que “Las fórmulas tarifarias tendrán una vigencia de cinco años, salvo que antes haya acuerdo entre la empresa de servicios públicos y la comisión para modificarlas… Excepcionalmente podrán modificarse en cualquier tiempo, de oficio o a petición de parte, cuando sea evidente que se cometieron graves errores en su cálculo, se lesionan injustamente los intereses de los usuarios o de la empresa…”.

Las disposiciones dirigidas a las plantas de tecnología de ciclo combinado a gas (capacidad eficiente instalada principalmente en la región Caribe), tendrán como consecuencia un incremento en los costos de prestación del servicio al llevarlas a operar ineficientemente. Ello implica incrementar los costos de producción de energía, y entre otros efectos, comprometerán la calidad y confiabilidad del servicio en la región al deteriorar la flexibilidad y seguridad que esta tecnología aporta a la operación del sistema del Caribe ante las deficiencias existentes en la red de transmisión y distribución local.

La sostenibilidad del modelo de gestión y el modelo regulatorio está en entredicho por los cambios que se han aplicado en ellos, dadas las alzas tarifarias que superan la capacidad de pago de los usuarios y los efectos que éstas tienen sobre la economía y la población de la región Caribe, como bien lo destaca el estudio de Fundesarrollo y Frontier Economics.

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