INSOLITO!.. ESPOSA Y COMPLICE DE PROFESOR BUSCADO POR ABUSO DE SUS ALUMNAS TRABAJABA EN EL COLEGIO.


Helman Berrío Ramírez está desaparecido y es buscado por presunto abuso sexual. Víctimas dicen que la mujer sabía lo que hacía su pareja. Colegio la retiró de sus funciones.

El abogado Alexander Rogelis, quien ha venido llevando el caso del profesor del Distrito Helman Berrío Ramírez, acusado de abusar sexualmente de varias de sus alumnas de danzas y quien trabajaba con su esposa, denunció que esta última pretendía trabajar como docente del Instituto Pedagógico Ramírez Montufar de la Universidad Nacional, lo que alertó a varios padres de familia.Temas relacionados.

Hay que recordar que contra este docente hay una orden de captura vigente y que contra su pareja, quien veía trabajando en el colegio, la Fiscalía la pidió y el juez la negó. No obstante, según Rogelis, muchas víctimas han dicho que ella era testigo y participaba de los abusos.

Inmediatamente el colegio informó que rechaza rotundamente cualquier tipo de violencia, en especial contra niños, adolescentes y jóvenes. “El colegio y la Universidad Nacional tiene total disposición de colaborar con las autoridades competentes para que se tomen todas las medidas necesarias, encaminadas a investigar y sancionar a los responsables de actos que atenten contra la integridad de nuestros estudiantes”.

Añaden en un comunicado que ya se enteraron de que hay investigaciones contra esta mujer por hechos que se presentaron entre el 2011 y el 2015. “Se conoce la vinculación a un proceso penal de una docente vinculada al colegio y se tramitó esta información con los entes competentes”.

Explican que tan pronto se recibió el reporte, se activó el protocolo establecido para atender integralmente este tipo de situaciones, consistente en el acompañamiento y orientación a la comunidad educativa, definición de competencias desde lo disciplinario y medidas administrativas para prevención y protección de los estudiantes de la institución.

La dirección del colegio separó temporalmente de las actividades curriculares lectivas a la docente implicada, hasta tanto se defina su situación disciplinaria y penal, como medida de prevención y protección de los niños, adolescentes y jóvenes.

Ellos ya saben que la Fiscalía está adelantando una investigación en donde varias jóvenes han mencionado en sus relatos que esta mujer sabía y participaba de todo lo que hacía su pareja.

Víctimas relatan abuso de profesor y su pareja
Hace más de diez años –no se sabe si más–, al menos unas nueve menores de edad cayeron en los engaños de un profesor de un colegio público de Bogotá. Ellas hacían parte de un grupo de danzas y él, con la complicidad de su esposa, les robó su infancia, su inocencia, su tranquilidad.

Para cometer toda clase de actos abusivos, la pareja tenía como fachada una fundación de danzas en el sur de Bogotá cuyas actividades iban desde los ensayos hasta presentaciones en público. El escenario, que es la casa del agresor, está pintado en los recuerdos de sus víctimas.

En el primer piso había una sala grande que se extendía hasta un garaje; en las paredes, un cuadro con imágenes de mujeres, siluetas que fueron pintadas con la sangre de sus víctimas y que cambiaban todo el tiempo. Es una historia de terror. En el segundo piso, luces rojas, imágenes de yoga, un espejo, esencias. Las mujeres indefensas recuerdan un tapete rojo cuyas fibras laceraban sus pies. Todo está documentado por el abogado de las víctimas, Alexánder Rogelis, quien habló con EL TIEMPO.

Este hombre, cuyo nombre preferimos no publicar mientras avanzan las investigaciones, les decía a las jóvenes que todos los cuerpos humanos tenían unos tantras y que para activarlos debían realizar ciertos actos; de hecho, se ufanaba de haber escrito un libro sobre el tema. Las niñas, en medio de su inocencia, le obedecían. Muchas cargaron con ese peso por años hasta que ya adultas tuvieron la fortaleza de denunciar.

¿Por qué tantos años después? La respuesta es solo una: miedo. Estas niñas fueron sometidas a vejámenes inimaginables y hoy solo piden justicia. “Él nos hacía muchas cosas malas, nos grababa y después guardaba ese material en discos duros. También nos mostraba videos de mujeres y de maltrato a animales, asquerosos, y nos hacía llevar hielos, flores y otras cosas. Decía que tenían que tener contacto con todos los seres vivientes”. Estas jóvenes fueron abusadas entre el 2003 y el 2006.

Todas las escenas están vivas y duelen, a veces se tornan difusas; normal, querían hundir esa rabia en lo más profundo de sus recuerdos, pero sabían que eso no estaba bien. “Recuerdo mucho dolor de estómago, que había días en que me sentía muy mal, y que ese señor me decía que era normal, que tenía que expulsar todo lo que tenía adentro. Ahora sé que todo eso fue producto de sus actos en mi cuerpo”.

Los abusos no fueron solo sexuales. Algunas de sus alumnas contaron que las hacía bailar en comparsas del Distrito en condiciones inhumanas. “A veces teníamos ampollados los pies y a él no le importaba. Nos pagaba de a 20.000 pesos”. Las víctimas señalan que en una ocasión las hizo viajar a la Costa y las obligó a todas a quedarse en un cuarto. “Él y la esposa nos tocaban sin recato y nos hacían ver cómo ellos tenían relaciones sexuales con otras compañeras. En otras ocasiones me llevaron al salón de danzas de otro colegio; allá, la esposa del profesor y otro desconocido abusaron de mí”.

Muchas de estas niñas enfermaban y cuando eso pasaba, las apartaban de las otras alumnas como si ellas fueran las culpables. “Todo esto ocurrió durante tres años. Él se aprovechó de su poder como profesor. Sé que lo mismo les pasó a muchas más mujeres”. Incluso las víctimas señalan que el docente las utilizaba para captar a otras niñas con el propósito de grabarlas y luego mostrarles el material pornográfico, que guardaba en un disco duro negro y en diferentes USB. La manipulación era tal que algunas de ellas se enamoraban de él. Lo lograba celebrándoles sus cumpleaños, nombrándolas como líderes de grupos de baile o invitándolas a comer.

A otra joven vulnerada, cuando participaba en talleres grupales, le decía que era una persona muy talentosa y que se podía destacar en danzas. “Me empezó a citar a clases individuales en un cuarto oscuro que él tenía en el segundo piso. Empezamos a danzar y poco a poco me pedía que me pusiera una falda de tela sin ropa interior argumentando que eso reflejaba seguridad en mí”.

Otro día la citó con otra estudiante y le pidió que se desnudara en frente de ella y que le diera besos. “Recuerdo que eso fue muy chocante. Pero lo asimilé como algo normal y lo seguí haciendo, pero las cosas seguían escalando, me pedía más y más cosas, como ingresar al grupo de los cuatro elementos: agua, fuego, tierra y aire. Éramos cuatro niñas a quienes hacía entrar a esa habitación, nos hacía hacer cosas y él y su esposa nos grababan. Luego, él logró su cometido, me violó”. Esta joven ha tenido ayuda psicológica, pero su trauma fue tan profundo que solo hasta este momento se atrevió a denunciar.

Las jóvenes que denuncian hoy este caso saben que hay muchas más víctimas. “De algunas hemos logrado su contacto en redes, sabemos sus nombres, que fueron víctimas porque las recordamos saliendo de la habitación oscura con caras de susto, pero sabemos que no va a ser fácil que ellas cuenten todo lo que les pasó. A ellas les decimos que ya no estamos solas”.

Recuerdan a una joven rubia que venía de cursos anteriores. “Ella consiguió novio y el profesor la trató horrible. Presumimos que en ese grupo también hubo muchos abusos”.

A la víctima que decidió denunciar, en rechazo a que otras niñas pasen por lo mismo, la pareja la seguía buscando por redes sociales hasta el 2017. “Me decían: ‘hola, vuelve al grupo, estás supermamacita, no seas ingrata, hemos vivido momentos muy lindos’ ”. Las víctimas señalan que la pareja, que maneja la fundación, seguía teniendo relación con el Distrito y realizando actividades con menores de edad. “Se puede evidenciar por redes sociales. Incluso, planeaban un proyecto con niños vulnerables para dictar clases de arte”.

Hoy, este hombre y su pareja son buscados por las autoridades. Tendrán que responder por todos estos relatos que evidencian uno de los casos de abuso más lamentables ocurridos en la ciudad. Este diario se abstiene de narrar los relatos y nombres de las víctimas de forma explícita por respeto y revela solo los detalles permitidos por quienes, a pesar del dolor, decidieron hacer pública esta denuncia.
Ante las denuncias sobre la presunta comisión de actos de violencia sexual por parte de un docente en contra de estudiantes de un colegio oficial de la ciudad, la Secretaría de Educación del Distrito (SED) rechazó rotundamente cualquier tipo de violencia. La entidad colaborará con las autoridades para que se tomen las medidas necesarias, encaminadas a investigar y sancionar a los responsables.

Tan pronto se recibió el reporte, se activó el protocolo establecido para atender integralmente este tipo de situaciones; es decir, acompañamiento y orientación a la comunidad educativa, medidas disciplinarias y administrativas para prevención y protección de los estudiantes de la institución.

La entidad separó temporalmente de las actividades curriculares lectivas al docente implicado mientras se define su situación disciplinaria y penal.

Hoy, luego de una exhaustiva investigación, la Fiscalía General de la Nación expidió orden de captura, pero el acusado, Helman Berrío Ramírez, está desaparecido.