HACE 10 AÑOS JAPON SUFRE EL PEOR Y MAS DESVASTADOR TERREMOTO Y TSUNAMI DE SU HISTORIA.

El 11 de marzo de 2011, el país asiático vivió la peor catástrofe natural de su historia, con más 15.800 muertes y 3.000 desaparecidos.

Japón, una nación insular del océano Pacífico con densas ciudades ha estado siempre acostumbrado a los movimientos sísmicos, esto debido a que está ubicado en el cinturón de fuego del pacífico, una región que soporta más de 1.500 terremotos al año, esto según los registros de la Agencia de Meteorología Nipona. De hecho, sus edificios e infraestructuras estarían perfectamente diseñados para resistir estos fenómenos de la naturaleza.

Aunque esto daría un parte de tranquilidad, lo ocurrido el 11 de marzo de 2011 marcó la vida de los japoneses, de esos quienes por misericordia de Dios lograron sobrevivir a tan grande fenómeno. El terremoto es considerado como el mayor terremoto de la historia de Japón y el cuarto más fuerte registrado en el mundo.

El terremoto de 9.1 grados alteró el eje terrestre en aproximadamente 10 centímetros y acortó la duración de los días en 1.8 milisegundos según estudios de la NASA.

Y como si fuera poco, una hora después del terremoto algo peor llegó. Un tsunami cuya ola alcanzó una altura de más de 37 metros golpeó la costa japonesa y se llevó todo a su paso, generando una fuga nuclear en Fukushima.

Las centrales de Fukushima estaban blindadas para aguantar terremotos de magnitud 8 y tsunamis de 6 metros. Pero ese 11 de marzo de 2011 nada fue suficiente. 46 minutos después del terremotos, gigantes olas impactaron contra los muros de la central de Daiichi, asimismo, la segunda central nuclear, la de Daini, también recibió el violento zarpazo del Pacífico, pero los daños fueron menores 11 kilómetros al sur.

Como si fuera poco, el sábado 12 de marzo, por la noche se produce la primera explosión en el reactor 1 de Fukushima. A contrarreloj, los técnicos tratan de purgar liberando gases al exterior; pero fracasan y los reactores 2 y 4 revientan. En tres días se producen tres fusiones y tres explosiones de hidrógeno.

Tras ocho jornadas de lucha, Japón admite que la leche y las verduras de la zona tienen altos niveles radiactivos. También se amplía el área de evacuación hasta los 20 kilómetros de radio, con lo que 154.000 personas se ven afectadas. Sin embargo, el viento dispersa isótopos por el aire y el agua radiactiva contamina el mar. Pese a la gravedad de la catástrofe atómica (la única de nivel 7 junto a la de Chernóbil, en 1986) no causó muertes directas, aunque luego la OMS confirmó un fallecido por cáncer.

El Gran Terremoto de Japón y el posterior tsunami pusieron de manifiesto las deficiencias en la mitigación de desastres y la necesidad de utilizar mejor información para evacuaciones eficientes y seguras, tanto en Japón como en el resto del mundo.

En los últimos 10 años, los científicos japoneses han afinado sus investigaciones para determinar cómo se genera la altura de las olas cuando se desencadena un tsunami y el daño potencial que estas olas pueden causar cuando impactan en tierra con el objetivo de reducir daños antes futuras catástrofes.