¿REALIDAD O FANTASIA? BURRA ENAMORADA PERSIGUE A PROFESOR

Muy poco-para ser reales- se conoce del escritor Peter Gitlitz, autor de un libro llamado Las Sociedades Secretas. A decir verdad, no se consiguen datos de su biografía. Pero la publicación, tiene notas interesantes en relación con entidades como la Masonería, el Ku Klux Klan, la Mafia, los Carbonarios, Los Thugs y otros.

Hubo -hoy está casi extinguida- una práctica en el mundo, sobre todo en las regiones rurales, que se denomina el zoofilismo o bestialismo.

Consiste en que los adolescentes – y algunos hombres maduros también- ejercitan el coito con los animales. Se dice que en África los nativos lo hacen con las hembras de los simios; el escritor Javier Bilbao, en el portal Jot Down en la sección Arte y Letras, cuenta que los vascos, lo hacen con cabras y ovejas.

-Por mi origen vasco la zoofilia o bestialismo nunca me ha resultado algo ajeno, dada la secular carencia de hembras predispuestas para la coyunda que padece esta tribu y su abundancia, en cambio, de vacas y ovejas- puntualiza.

En Colombia – y en particular en la Costa Norte- se dice que en esta práctica, los adolescentes acuden a las burras. Y es sobre este tema de las burras al que en el citado libro -Las Sociedades Secretas- el escritor se refiere, pero de manera inversa.

Gitlitz, en su libro –en el capítulo que trata sobre la Brujería- cuenta el caso contrario (Que explica que no siempre fue así y que en algún momento las burras persiguieron a los hombres).

Echemos un vistazo a lo que señala el narrador sobre un hecho que, en principio, parece haber ocurrido en 1324:

“La magia de la imagen era la más efectiva según las propias brujas y las voces populares aunque tampoco se despreciaban otras formas de fetichismo, por ejemplo alguna parte del cuerpo del hechizado según el efecto deseado. Su efectividad no se ponía en duda; el célebre “enamoramiento” por artes mágicas es un relato repetitivo en todas las épocas, un hecho que demuestra los alcances de ese poder presenta matices cómicos.

Ocurrió en North Berwick donde era famoso el médico escocés John Fian por su prestigio como brujo aunque nunca bien comprobado. Fian era profesor en el liceo de la ciudad, aprovechó esa circunstancia para conseguir el amor de la hermana de uno de los chicos que era su discípulo; el profesor prometió a su alumno que dejaría de azotarle como lo hacía de continuo a causa de sus distracciones en la lección si a cambio le llevaba uno a varios vellos púbicos de su hermana. Al chico le pareció sencillo el intercambio pues dormía en la misma cama.

Esa noche el chico trató de conseguirlos pero en vez de ello logró despertar a su hermana quién enteró a su madre del asunto. La madre obtuvo la verdad del propósito del muchacho, confesó de quién partía la idea. La madre conocedora de las artes hechiceras encargó al chico que le diera al profesor tres pelos de la parte que está bajo la cola de una burra sin decirle que eran del animal. El doctor los recibió con entusiasmo pensando haber conseguido su propósito, sin pérdida de tiempo preparo su hechizo llevándose la sorpresa de ser perseguido por todo el pueblo por la burra enamorada”.