La pandemia que obligó a miles de venezolanos a regresar a su país

Unos 500 cruzan hacia Venezuela cada día. Prevén que si no les cumplen, volverían a Colombia.

La falta de dinero para vivir el día a día, la expulsión de los inquilinatos por no pagar arriendo y el no conseguir dinero para enviar a sus familiares son las razones por las que miles de ciudadanos venezolanos han decidido abandonar Colombia y los países vecinos para regresar a su país en plena pandemia. 

Por las carreteras se ven a los migrantes caminar hacia Venezuela, donde, según el régimen de Nicolás Maduro, los esperan con los brazos abiertos.

Esto ha hecho que las autoridades de Cúcuta, la principal frontera con el país vecino, se encuentren en alerta, pues cada día están llegando cientos de venezolanos buscando pasar los puentes hacia el estado Táchira.

María Gabriela Carrero, de 29 años, regresó tras 15 días de travesía desde la provincia de Sucumbíos (Ecuador).

“Es muy doloroso lo que vivimos –denuncia Carrero–. Nos fuimos de Venezuela para trabajar y ayudar a nuestras familias, a nuestros hijos y ahora regresamos con las manos vacías”.

Para María Gabriela, la situación de salud en Ecuador y la parálisis comercial en la frontera con Colombia la motivaron a ella y a un grupo de 63 venezolanos para regresar a su país. “No teníamos opción, volver a Venezuela sin nada es un fracaso para mí”.

Según cifras oficiales de Migración Colombia, durante los meses de enero y febrero ya se había registrado un crecimiento de venezolanos retornando cercano al 14 por ciento, que equivale a 70.000, y creen que esta cifra se duplicaría a finales de abril.

El alcalde de la capital nortesantandereana, Jairo Yáñez, calcula que a diario están regresando por los puentes unas 500 personas y estima que ya han salido unos 30.000 del país en la cuarentena, tanto por los puentes como por trochas.

En el peaje Los Acacios, antes de ingresar al área metropolitana de Cúcuta, los migrantes son sometidos a desinfección y control sanitario, luego son escoltados hasta el corredor humanitario habilitado en el puente internacional Simón Bolívar, frontera con San Antonio (Venezuela).

En territorio del país vecino, los migrantes denuncian engaños y reclaman rutas para ingresar al interior del país, pero por decisión de autoridades sanitarias venezolanas, las familias permanecen aglomeradas en colegios y coliseos asignados como albergues en la frontera.

Juan Francisco Espinosa, director de Migración Colombia, explicó que el fenómeno actual es producto de la decisión voluntaria de los migrantes.

“El Gobierno Nacional, alcaldías y gobernaciones han coordinado acciones para evitar que se genere un embudo migratorio o represamiento de personas que pueda poner en riesgo la seguridad de las regiones”, agregó.

La preocupación del alcalde Yáñez es que los migrantes regresen masivamente, pues la mayoría está en las poblaciones vecinas del estado Táchira (Venezuela) y no están viajando al interior de ese país.

“Estas personas podrían estar enfermas y esto incrementaría los contagios de coronavirus en la ciudad”, dice el alcalde.

El alcalde de Villa del Rosario (Norte de Santander), Eugenio Rangel, manifestó que le preocupan las condiciones de los migrantes que todavía están en su territorio.

“Hemos identificado más de 8.000 migrantes hacinados en 400 casas –señala Rangel–. Este censo nos permitió conocer la situación real en la frontera, diariamente siguen llegando más y más buses del interior del país”.

Los colombianos residentes en la frontera se encuentran alarmados por la insalubridad y riesgo de contagio.

Según cifras oficiales, cerca de 200.000 migrantes permanecen en Norte de Santander, 96.000 de ellos en Cúcuta. Sin embargo, habría un subregistro debido a los pasos fronterizos ilegales y la migración pendular.Qué está pasando

Para Ronal Rodríguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario, el comportamiento de los migrantes venezolanos es un comportamiento que obedece más a la falta de herramientas que tiene esta población debido a la falta de información.

“Ellos salen –explica el politólogo– porque es una migración que no tiene niveles de información idóneos para la toma de decisiones, su proceso de asentamiento se basa en lo que escuchan, que en un sitio se dan ciertas condiciones, entonces con eso ellos se desplazan a esos puntos independiente de la travesía que tengan que pasar”.

Para el investigador, este movimiento en la zona de frontera se puede hacer perdurable, pues no depende, por ahora, solo del covid-19, sino que más adelante también obedecerá al proceso de reconstrucción socioeconómica que va a enfrentar Colombia y que estará marcada por la dinámica de colapso que podría sufrir Venezuela.

“El Gobierno venezolano está tomando de manera irresponsable esta pandemia –advierte Rodríguez–. Tienen a la gente confinada en bodegas, no se hacen las pruebas de manera responsable y esto va a llevar a que las personas regresen a Colombia en medio de todo el proceso que venga después del virus”.

Daniel Pagés, presidente de la Asociación Central de Venezolanos en Colombia, donde se estimaba el año pasado que había 1’825.687 ciudadanos de ese país, asegura que la situación que hoy está padeciendo la frontera con Venezuela no es más que la insistencia del ser humano por buscar bienestar.

“Las personas que no han logrado terminar de vivir decentemente fuera de su país –reflexiona Pagés– deciden regresar. Si no se puede vivir decentemente, si no tengo una vida digna, mi condición es tratar de buscar el vivir, entonces estas personas en su necesidad de vivir deciden regresar”.

No obstante, Pagés señala que lo dicho por el Gobierno venezolano es falso y esto puede representar un problema para quienes han decidido regresar convencidos de que en su patria encontrarán soluciones ante la difícil situación que se vive a nivel mundial.

“El Gobierno venezolano ha ofrecido villas a quienes se devuelvan –advierte Pagés–; incluso han sacado publicidad diciendo que los están recibiendo con los brazos abiertos, que les dan comida y un montón de mentiras y quienes las sufren son quienes llegan a la frontera. Nosotros, a través de la coalición por Venezuela, estamos procurando enviar un mensaje de que no caigan en el juego del Gobierno, de las mentiras que les ofrecen”. 

El extenso desfile de los extranjeros por las carreteras del país no es más que el de personas que no pudieron establecerse por fuera. Tal vez, asevera Pagés, los sacaron de sus trabajos o de los lugares en los que vivían.

“Estamos ante un ambiente de guerra –concluye Pagés–; es una situación en la que las personas buscan cómo vivir, porque no tienen nada acá y por lo menos en Venezuela están sus familias, por eso el fenómeno de los caminantes se está dando al revés, ahora salen para sobrevivir”.

Pagés asegura que la ayuda brindada por Colombia y demás países del continente ha sido suficiente, pues no se puede exigir más ante la problemática que depende enteramente del país vecino.

“Es imposible ayudar –reflexiona Pagés–. El apoyo que se le ha dado a esta población es lo que los gobiernos han podido establecer, es una crisis a nivel mundial nunca antes vista, es una guerra, una economía en guerra, no les podemos exigir nada a los gobiernos, se han portado muy bien”.El éxodo de vuelta

Bucaramanga es la ciudad intermedia que conecta al interior del país con la frontera colombo-venezolana; por lo tanto, es una ciudad de tránsito fijo de los venezolanos que están regresando a su país debido a la emergencia.

Uno de los puntos donde más se concentra este grupo de personas es en inmediaciones del parque del Agua, el cual se encuentra en la salida de la vía a Cúcuta. Allí es usual observar a cientos de venezolanos que deciden quedarse a dormir antes de decidir cuál será el momento apropiado para emprender el camino.

Las autoridades han organizado buses para llevarlos a Cúcuta para que no tengan que cruzar a pie el páramo de Berlín.

En este punto se encuentran familias completas. “Algunos ya estábamos establecidos en Bucaramanga o Bogotá –asegura un caminante–; pero por esta situación las condiciones no son buenas y preferimos regresar, allá tenemos al menos más oportunidades porque están nuestras familias”.