Sin descartarlo, funcionarios de Trump dejaron claro que el país no considera una intervención.

Sin descartarlo de plano, funcionarios de la administración de Donald Trump dejaron claro este jueves que Estados Unidos no está considerando una intervención militar en Venezuela para derrocar al régimen de Nicolás Maduro.

Esta posición quedó planteada durante una audiencia convocada por el subcomité para el Hemisferio Occidental del Senado, en el que miembros del partido demócrata expresaron su rechazo ante un escenario semejante y pidieron a la administración confirmar si estaban trabajando en esa dirección.

“No es algo deseable y no es el camino por el que estamos avanzando”, fue la respuesta que le dio a los senadores Eliot Abrams, el Representante Especial para Venezuela que nombró hace algunas semanas el Departamento de Estado.
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Mark Green, el encargado de Usaid (que se encarga, entre otras cosas del suministro de ayuda humanitaria), sostuvo por su parte no haber participado en una sola reunión donde el tema del uso de la fuerza se haya planteado.

La primera pregunta que se presentó durante la audiencia sobre este tema la hizo el senador de Nuevo México, Tom Udal, para quien la constante mención del presidente Trump y de otros en su gabinete advirtiendo que “todas las opciones están sobre la mesa”, estaba causando “erosión” al respaldo que se pretende de Europa y otros países de la región en la búsqueda de una salida a la actual crisis.

Otros senadores como Bob Menéndez, Ben Cardin y Jean Shaheen y Tim Kaine también aprovecharon el momento para expresar su firme oposición a la opción militar.

Shaheen fue aún más al grano cuando le preguntó a Abrams si podía descartar de manera absoluta que se estén planeando algún tipo de operativo que contemple el uso de la fuerza.

El Representante Especial le insistió en que esa no era un opción que se estaba trabajando pero que EE. UU., por supuesto, si tenía “planes de contingencia” en caso de que surgiera una amenaza contra la embajada en ese país o su personal.

En otras palabras, que la única por la que EE. UU. intervendría militarmente en este momento es si el régimen de Maduro optara por atacar su sede diplomática.

El senador Kaine, por su parte, catalogó de “muy mala idea” ventilar la posibilidad del uso de la fuerza pues era algo que caía muy mal en Latinoamérica y solo reforzaba el concepto del imperialismo estadounidense.

“Hablar (como lo hace Trump) de manera abierta sobre el uso de la fuerza lo que hace es cimentar a los dictadores. Justificarlos cuando dicen que EE. UU. lo que quiere es su petróleo y que somos responsables de todo lo malo que pasa en sus países. Hay dejar muy claro que lo único que nos interesa es la paz, la democracia y la libertad de Venezuela”, afirmó Kaine. 

Los senadores también presionaron a Abrams para que reconociera la atribución de Congreso como único órgano capaz de autorizar una acción militar en otro país.

Hay dejar muy claro que lo único que nos interesa es la paz, la democracia y la libertad de Venezuela.

Pero en este punto, el funcionario evitó entrar en polémica alegando que existe un debate sobre los poderes que tiene el presidente para lanzar una operación semejante y el rol que juega el Congreso.

Aunque los republicanos no hablaron sobre el tema de la intervención, el senador Marco Rubio, que presidió la audiencia, le pidió precisar a Abrams si alguno de los 54 países que hoy respaldan a Guaidó estaba incómodo por el hecho de que se mencionara que todas las opciones estaban sobre la mesa.

A eso Abrams respondió que no.

Pero tanto el Representante Especial como Green coincidieron en que una guerra civil sería terrible para Venezuela.

En general, miembros de ambos partidos coincidieron en su repudio al régimen de Maduro y la necesidad de mantener y hasta expandir las sanciones para forzar una transición democrática.

Abramos anunció que ya estaban en conversaciones con otros países e instituciones financieras internacionales para advertirles que EE. UU. piensa sancionarlos si persisten en ofrecer sus sistemas financieros al régimen de Maduro.

El Representante dijo incluso que ya tenían una lista de posibles sancionados pero se negó a dar sus nombres para evitar que el régimen pueda retirar sus inversiones a tiempo.

Y volvió a insistir en que todas las sanciones, al igual que el retiro de visas a personas cercanas al régimen eran ¨reversibles¨ si estos optaban por respaldar a Guaidó.

Aclaró, no obstante, que aquellos que tengan deudas pendientes con la justicia de EE. UU. (como por ejemplo por narcotráfico), tendrían que responder por ellas.

El representante se mostró de paso decepcionado por la posición de muchos países caribeños que siguen respaldando a Maduro y le pidió al Congreso contactar a sus embajadores en Washington para tratar de convencerlos. 

El tema de Colombia y la crisis que está causando el ingreso de miles de refugiados venezolanos también fue un tema de la audiencia. Tanto senadores como funcionarios se comprometieron a seguir aportando ayudas al país para enfrentar la situación y prometieron considerar una propuesta del senador Menéndez para que EE. UU. comience a comprar la ayuda humanitaria y otros insumos directamente en el mercado colombiano para respaldar al país de manera indirecta y fortalecer la economía en la zona fronteriza.